miércoles, 22 de julio de 2009

En Perú premian a T.O Argentinos

CONSTRUCCION DE CONOCIMIENTO SOBRE CATASTROFES

El impacto ocupacional producido por la catástrofe de 2003 en nuestra ciudad fue investigado durante tres años por un equipo de terapistas ocupacionales locales, que obtuvieron un importante reconocimiento por su trabajo.Su estudio sobre la inundación fue elegido con el primer premio en un congreso latinoamericano


“Una conclusión clara es que la gente tiene una capacidad importante para reorganizarse y determinar una prioridad para reconstituir su vida, su rutina, sus hábitos. Estuvimos hablando con terapistas de Chile, Perú y Brasil y el patrón común es que las personas que toman decisiones o que están encargados de asistir en catástrofes dan por sentado que la gente pierde el control, que no puede seguir, no puede organizarse”, dijeron las investigadoras.


“Es decir, el modelo que subyace en el tipo de intervención y asistencia del Estado subestima la capacidad de las personas, apunta al control externo y no a la propia decisión de la gente respecto de qué hacer”, concluyeron las TO, al tiempo que sugirieron que un futuro plan de contingencia sea elaborado con la participación activa de todas las personas y teniendo en cuenta las redes naturales existentes y la dolorosa experiencia sufrida.

Antes, durante y después

La investigación confirmó que existieron cambios “variados y profundos” en las ocupaciones e identificó tres momentos claramente diferenciados: pre-catástrofe, durante la emergencia y pos-catástrofe. “En el momento previo, no hay grandes modificaciones de las ocupaciones, y se evidenció una fuerte incidencia de lo que ha sido la falsedad de la información oficial. Las personas recuerdan que siguieron haciendo sus quehaceres y que, por las dudas, construyeron una pared o colocaron bolsas en las puertas porque oficialmente les dijeron que no se iban a inundar”.

Cuando entra el agua, en cambio, “nadie pudo seguir haciendo lo que hacía; se produce un desequilibrio total en las ocupaciones y la pérdida de objetos y espacios impactan sustancialmente”. En la pos-catástrofe, “los puntos clave para la reorganización de la vida de las personas fueron la casa y el trabajo, que permitieron rearmar la rutina y operaron como ordenadores”, consideraron las profesionales.

En cuanto al tiempo que demoró esta recuperación, dijeron que osciló entre un mes y un máximo de años, y “aún hoy algunos dicen estar en proceso de reconstrucción”.

La recuperación, precisaron Demiryi y Heit, estuvo directamente ligada a las oportunidades que han tenido las personas para reorganizar sus rutinas y ocupaciones. “El valor simbólico de la ocupación se resignificó tras la catástrofe y esto está muy presente en la repetida frase: “Después de la inundación, nada volvió a ser como antes’”.

Como ejemplos citaron que “muchas personas dejaron de hacer ocupaciones recreativas, porque ya no les encuentran sentido. O hay una relación directa con la pérdida de los objetos y cambios de lugar ocupacional. Es decir, todo se resignifica: ya no es lo mismo salir a la vereda o ni siquiera leer, porque los libros se perdieron. Es un escenario complicado y algunas personas lograron una continuidad de sus ocupaciones, otros las dejaron porque cambiaron los contextos o no tienen las mismas herramientas, y otros iniciaron nuevas ocupaciones, descubriendo nuevos sentidos. Apareció, por ejemplo, la participación en marchas de personas que antes nunca se sumaban a la lucha social”.


LEER EN:http://www.revistatog.com/num8/original3.htm
http://noticias.uai.edu.ar/profiles/blogs/merecido-premio-para
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2009/05/29/educacion/EDUC-01.html